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Urodinámica, técnica y valor diagnóstico

La urodinámica se puede definir como la evaluación funcional del tracto urinario inferior (vejiga, uretra y esfínter externo, incluyendo además el suelo pélvico) de forma cuantificada mediante instrumentos de registro en relación con los mecanismo de llenado y vaciado vesical, determinando la existencia de  patología para finalmente sentar las bases terapéuticas en cada caso.

El actual desarrollo de la Urodinámica se debe fundamentalmente a un mejor conocimiento de la neurofisiología del aparato urinario y a la aplicación de la tecnología informática al análisis de los datos obtenidos. La realización de una correcta historia clínica y exploración física es imprescindible antes de efectuar el estudio urodinámico.

Las técnicas urodinámicas utilizadas para el estudio de la función del tracto urinario inferior son:

  • Flujometría con o sin electromiografía perineal (EMG)
  • Cistomanometría (fase de llenado) con EMG
  • Estudios de Presión/Flujo (fase de vaciado) con EMG y medición de la actividad cérvico-uretral (DURR)
  • Perfil de presión uretral  
  • Electromiografía perineal (EMG)

Si bien la Urodinámica nació para valorar los problemas neurourológicos, hoy día sigue teniendo un valor fundamental en el diagnóstico y tratamiento de la “vejiga neurógena” en pacientes con problemas urológicos que presenten accidentes cerebrovasculares, esclerosis múltiple, enfermedad de Parkinson, neuropatía diabética, alteraciones congénitas como el mielomeningocele y lesionados medulares.

En la mujer aunque la sintomatología permite sospechar la naturaleza del desorden funcional, ésta no es suficiente ni concluyente. Por lo tanto, es imprescindible hacer una valoración urodinámica en los siguientes casos:

  • Mujeres con incontinencia relacionada con los esfuerzos (toser, correr, saltar etc.) para valorar objetivamente la intensidad de la incontinencia, porque de ello va a depender el tipo de tratamiento (conservador o quirúrgico).
  • En mujeres con síntomas de urgencia miccional y urge-incontinencia para evidenciar la existencia de “hiperactividad de la vejiga” y sus características cuyo tratamiento será farmacológico.
  • En mujeres con infecciones urinarias y prolapsos de vejiga (cistocele), recto (rectocele) y de útero (uterocele,) se debe evaluar la fase de llenado y el patrón de vaciado. En caso de estar alterado, diferenciar una obstrucción de una contracción débil de la vejiga.
  • En el hombre con hiperplasia benigna de próstata (HBP) el valor diagnóstico de la urodinámica es fundamental, siendo la única prueba capaz de confirmar o descartar la existencia de obstrucción prostática y diferenciarla de una vejiga con disminución de la contractilidad vesical. De ello dependerá el tipo de tratamiento (farmacológico o quirúrgico)

 

Una prueba de gran utilidad es la Flujometria. El estudio se realiza mediante la micción libre del paciente en un aparato (Uroflujómetro). Este procedimiento no invasivo está recomendado por la OMS cuando se sospecha hipertrofia de próstata para evaluar el flujo miccional.

La Cistomanometría estudia la fase de llenado vesical, siendo importante para valorar la existencia de “hiperactividad de la vejiga” (contracciones involuntarias de la vejiga) que ocasiona síntomas de urgencia y frecuencia miccional, habitualmente secundarios a la hiperplasia benigna de próstata. Si en estos casos no se demuestra obstrucción al flujo miccional, se hará tratamiento farmacológico.

El estudio de Presión/Flujo estudia la fase miccional, siendo fundamental para el diagnóstico de obstrucción prostática. Los modernos métodos de análisis no sólo realizan el diagnóstico de obstrucción sino que son capaces de valorar el tipo de obstrucción y cuantificar la misma en diversos grados. El estudio se completa con la medida de la capacidad contráctil de la vejiga.