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La Fundación CMA identifica una nueva causa de la sordera hereditaria en el noroeste de España

El laboratorio de I+D de la Fundación Centro Médico de Asturias (FCMA), anteriormente Laboratorio de Medicina Molecular del IMOMA, ha descubierto una nueva variante genética responsable de sordera en pacientes de Asturias y Galicia. Este estudio fue realizado por personal de FCMA e IMOMA, financiado por la Fundación María Cristina Masaveu Peterson y liderado por el Dr. Juan Cadiñanos, con colaboración de la Universidad Técnica de Múnich, el Hospital Centro Médico de Asturias y el Hospital Universitario Central de Asturias.

La variante genética descubierta se llama del(200 kb)insATTATA. Consiste en la deleción (eliminación) de 200.232 nucleótidos del cromosoma 13 y la inserción de 6 nucleótidos (ATTATA) en su lugar, lo que elimina completamente el gen CRYL1. Aunque CRYL1 no participa directamente en la audición, en esa región también se encuentra un elemento regulador del gen GJB2, que sí es esencial para el oído. GJB2 contiene las instrucciones necesarias para que las células fabriquen Conexina 26, una proteína clave en la audición. Si esta región reguladora desaparece, el gen GJB2 no se funciona y, por lo tanto, no se produce Conexina 26, lo que lleva a sordera.

`El dolor es multidisciplinar`

Cada persona tiene dos copias de GJB2, una heredada de cada progenitor. Cuando hay una variante patogénica en cada copia, no se produce Conexina 26 en la cantidad y/o con la calidad necesarias, lo cual causa el tipo más frecuente de sordera hereditaria no sindrómica (no asociada a daños en órganos distintos del oído), llamada DFNB1A, con herencia autosómica recesiva (es necesario tener dos variantes patogénicas, una en cada copia del gen, para que se manifieste la enfermedad). Habitualmente, los padres son portadores asintomáticos: cada uno tiene una copia defectuosa y otra sana, lo que permite la producción suficiente de Conexina 26. Sin embargo, si el hijo hereda las dos copias defectuosas, no se genera la proteína y se pierde la audición.

En este estudio, los pacientes presentaban sordera a pesar de tener solo una variante patogénica en GJB2, lo que llevó a investigar más a fondo. El primer caso fue un paciente asturiano cuyo análisis genético reveló la deleción mencionada. Luego se identificó un segundo paciente con las mismas alteraciones genéticas, también procedente de Asturias, lo que hizo pensar que la variante podría haber surgido esta región.

Para explorar esta posibilidad, se secuenció completamente el genoma del segundo paciente, identificando la eliminación exacta de 200.232 nucleótidos y la inserción de ATTATA. Esto permitió desarrollar una prueba PCR específica, que detecta la variante en solo unas horas y por un coste notablemente inferior al que había sido necesario para detectarla en los primeros dos pacientes. Esta prueba se aplicó a otros 20 pacientes con sordera a pesar de tener solo una mutación patogénica conocida en el gen GJB2. Y así es como se encontró el tercer caso, esta vez procedente de Galicia.

Tras revisar los datos históricos del laboratorio, se concluyó que esta nueva variante genética es responsable del 7% de los casos con sordera en los que solo se identificaba una variante patogénica en GJB2.

El hallazgo se ha publicado en la revista científica Genes (https://www.mdpi.com/2073-4425/16/6/670) y es de acceso libre. Esta investigación mejorará el diagnóstico de la sordera hereditaria no solo en Asturias y Galicia, sino también en otras regiones del mundo donde puedan residir portadores de esta alteración genética, como el resto de España, Europa y América.